miércoles, 25 de enero de 2017

Un paseíllo en la plaza de toros de Cádiz


 Un desfile de cuadrillas en la plaza de toros de Cádiz, estrenada en 1929 y que fue derribada en 1976, después de ofrecer su último festejo en 1967.

 Si pinchan sobre la foto para verla un poco más grande, podrán apreciar algunos detalles. Desconozco la fecha pero es uno de los primeros años de la plaza. Hay un fenomenal lleno en los tendidos de sol y luce el pendón de la ciudad sobre el edificio,como era antigua costumbre, y también como en la anterior plaza de madera del Campo del Sur, está la plaza coronada de grímpolas.

 Los matadores ya han roto el desfile y se quitan capotillo camino de su burladero. El alguacilillo espera. La plaza de Cádiz era de un solo alguacilillo. Hay ocho picadores, los primeros con el pequeño peto de los iniciales tiempos de su uso obligatorio, casi un galápago, muy diferentes de los de hoy.

 Cierra la comitiva el tiro de mulillas. El capo lleva la tralla y sus peones sujetan el arrastre. El atavío es el típico de los tiros de mulillas de la zona, que hoy conserva el tiro de mulillas de El Puerto, Con alguna diferencia: hoy llevan el pañuelo de la cabeza y faja rojos, mientras que los antiguos los usaban de colores. Hoy la guayabera clara o blanca también, pero el pantalón era de sufrida loneta de trabajo, no blanco como el tiro portuense de hoy. Las mulas van enjaezadas a la calesera, con manta y banderas nacionales.

 Entre el público que recibe a los toreros, en aquellos años era imprescindible el sombrero. Se aprecia que el cannotier -de moda en los veranos de los años veinte y primeros treinta del siglo pasado- es mayoritario. Con lupa veo lepantos, abanicos y sombrillas de señoras. El paseíllo rompía en la divisoria de sol y sombra del 10, de sombra, el último de los de la plaza, que arrancaban en el 1 de sol. Foto coleccion F.O.

lunes, 23 de enero de 2017

Fotos antiguas de toros



   Comienzo a publicar fotos antiguas de toros. Empezamos por Jerez, una vista del palco presidencial desde el callejón. No tengo datos del festejo pero parece ser benéfico por la corte de damas con mantón, tal vez se trate de las "madrinas". En los festivales antiguos por esta zona, entre los años 20 y 30, era habitual que se nombraran madrinas en los festivales y corridas benéficas. La foto es de A. del Castillo, de Jerez.

sábado, 21 de enero de 2017

Brindando desde 1814 por las constituciones españolas


Podría fabularse que el Tribunal Constitucional le ha hecho un quite a la fiesta en justa correspondencia con los reiterados gestos que el toreo ha rendido al constitucionalismo español, desde 1814, cuando se celebró en Cádiz la primera corrida de toros  en homenaje a la Constitución  Española
  
  No hubo toros  antes cuando el Estatuto de Bayona, pero ni aquello era una constitución  en sentido estricto, ni procedía festejar, en lo que iba quedando de este viejo país, aquel forzado texto. Pero sí que se celebró la Constitución  de 1812 con corridas de toros , eso sí, en su segundo aniversario, en marzo de 1814, cuando, serenado el reino, habían vuelto las corridas de toros  a Cádiz
  
  Pero poco después, en mayo de 1814, en Valencia, el innoble Fernando VII declaró que su Real ánimo era, no solamente no jurar ni acceder a la Constitución : no iba a acatar siquiera decreto alguno de las Cortes. Los toros  de aquel 19 de marzo de 1814 en la plaza de Cádiz fueron de Utrera, de José Cabrera. Los picaron Cristóbal Ortiz, Luis Corchado y Francisco Ponce, con Pedro Ortega de sobresaliente de picadores. Los matadores fueron Francisco Herrera Guillén, Antonio Ruiz "El Sombrerero" y un torero de Cádiz como media espada: Juan García "El Platero".
  
  Sí que holgaba Fernando VII sus matrimonios con toros . En 1816 en Cádiz celebró sus nupcias por poderes con su sobrina María Isabel de Braganza. En la corrida gaditana también estuvo ausente. También gozó con toros  su último matrimonio, con su también sobrina María Cristina. 
 
El Estatuto Real de 1834 poco tenía que conmemorar pero sí la Constitución  de 1837, con la recuperación del espíritu legislativo gaditano. Hubo celebración con toros  con ocasión de la nueva Constitución  de 1837, al día siguiente, lunes, de su publicación. Lo contaba el cronista taurino Abenamar que lamentaba que el festejo había sido anárquico: "¡Hombres del año 12, hombres del partido dominante! Vuestro fatal sistema ha invadido hasta la plaza de toros ". Al lado el Rey Juan Carlos I en la corrida del II Aniversario de la Constitución de 1812 en la plaza de toros de El Puerto de Santa María.

  Toreaba el chiclanero Redondo cuando en Madrid se aprobó la Constitución  de 1845, pero en la opinión pública se pensaba que era la reforma de la anterior y no hubo celebración popular por no existir verdadera sensación de novedad. Alternó con Redondo Antonio del Río. El Salamanquino y Cayetano Sanz fueron los sobresalientes. 

  El 7 de junio de 1869 en la plaza de toros  de Madrid hubo corrida en celebración de la nueva Constitución, promulgada el día antes. En un desgraciado lance, Antonio Sánchez "El Tato", primera figura de los matadores de la época, sufrió una cornada con el resultado de la amputación de una pierna días después. 
  
  Por la Constitución  de 1876 hubo corrida de toros  extraordinaria ese año y toreó el algecireño José Lara Chicorro, que unos meses después, en octubre, cortó el primer rabo de la historia del toreo en Madrid. Ya no habría otra constitución  hasta diciembre de 1931, pero no era tiempo de toros .


En la plaza vieja de Cádiz del Campo del Sur, en 1912, se celebraron las corridas de I Aniversario de las Cortes y Sitio de Cádiz, con la actuación de Joselito y su hermano Rafael. Al lado una entrada de la corrida gaditana del primer aniversario de la Constitución de 1812

   Hubo celebración de dos aniversarios en la plaza de toros  de El Puerto de Santa María  En 1987, a los 175 años del venerando código de 1812, se celebró una goyesca en la plaza portuense, organizada por la Diputación, en celebración de la efemérides. Fue el 21 de marzo con toros  de Marcos Núñez y un quinto, sobrero, de Marqués de Domecq para Galloso (ovación y oreja), Espartaco (ovación y dos orejas) y Joselito (palmas y ovación). La puesta en escena fue algo deslucida porque la mayoría de los subalternos no vestían el traje goyesco contemporáneo de la constitución  gaditana, pero hubo casi lleno. 
  
  La asistencia del entonces Rey Juan Carlos dio alto nivel institucional a la corrida conmemorativa del Bicentenario de la Constitución  de 1812, que se celebró en la plaza real en agosto de 2012. Esta vez solo hubo media plaza con dos toros  de Bohórquez para Hermoso de Mendoza que cortó tres orejas, y cuatro de Santiago Domecq para Castella, que fue aplaudido, y Perera, palmas y dos orejas. 

 
Y para remate, unas anécdotas: el 7 de junio de 1869, en Madrid, durante la corrida de flamante constitución , el cuarto toro  hirió a Antonio Sánchez "El Tato", yerno de Cúchares, en la pierna derecha. Se le infectó y se le amputó. El Tato, sin anestesia, cuando vio el miembro separado dijo su famosa frase "¡Adiós Madrid!". La extremidad se expuso en formol en un frasco en una botica de Madrid según divulgó en su estupendo libro de relatos William Lyon, hasta que por un incendio se perdió el despojo. Al lado Pablo Hermoso de Mendoza en la corrida del II Aniversario de la Constitución de 1812 en la plaza de toros de El Puerto de Santa María.

  Gracias a las investigaciones del gaditano José Rodríguez en su ameno blog Cádiz Taurina sabemos que el terno -de luto por cierto- que vestía El Tato aquella tarde de desgracia se lo regaló a otro alternante, a Frascuelo. Al otro alternante de ese día, Lagartijo, le regaló su estoque, grabado con una hermosa dedicatoria. Reapareció El Tato en Badajoz en 1871, con una pierna ortopédica, pero fracasó y se retiró entre lágrimas. 

La última plaza intramuros de Cádiz

La última plaza de toros intramuros de Cádiz, sita en el campo del Sur, se construyó en 1862, en madera, en solo 28 días, estrenándose el 27 de septiembre de ese año con la presencia de la familia real. El 1 de noviembre de 1914, hace ahora un siglo, se celebraba el último festejo en aquel histórico y fotogénico coso.

El solar era un desnivel con quince pies de inclinación, por lo que se practicó un desmonte en el costado del Este y se formó un terraplén al Oeste. Se erigió la plaza a expensas del acaudalado gaditano Jorge Mendaro, quien pretendía que con ocasión de la visita de Isabel II a la ciudad no faltaran las corridas de toros, ya que desde siete años antes Cádiz no contaba con plaza, derribada por otro socavón en la muralla.

El arquitecto del nuevo coso fue Manuel García del Álamo, el del Ayuntamiento. Trazó un proyecto sólido: un poliedro de 32 lados, con 92 metros de diámetro y otros 290 de circunferencia. La altura era de 11,70 metros, y aforaba 13.000 personas. Contaba con un solo corral y cuatro burladeros que se convirtieron en ocho cuando El Tato pidió que se duplicaran en una actuación en la que convalecía de una cornada. Años después se construirían dos corraletas más y la cuadra.

Los comerciantes Velarde y Freire compraron la plaza en 1883 y la reformaron. Instalaron un despacho de billetes -antes los boletos se expedían en un bajo frente a Santa María- y trasladaron la enfermería bajo el palco de la Presidencia.

Poco después Pedro Manjón adquirió la plaza. La explotó algunos años, para vendérsela por fin al sanluqueño Manuel Sánchez García. En 1896, como era preciso sustituir la techumbre de los palcos altos, el empresario optó por suprimirlos. El edificio se quedó sin sus veinticinco palcos y su ornamentación de hierro perdiendo su forma airosa. Luego pasó a manos de Cipriano Viniegra y en 1904 a José Paredes. Al lado, la última tarde de toros en la plaza vieja del Campo del Sur.

Paredes revistió la plaza con una obra de albañilería a su alrededor, sustituyó los toriles de madera por otros de mampostería y acometió otras obras de importancia. Ya quedaba muy poco o nada de la antigua plaza .

Pero a principios de 1915 los temporales dañaron las murallas con cuatro edificios en grave riesgo: cuarteles, matadero, Cárcel Real y plaza de toros. El agua socavó murallas y troneras. Había varias brechas abiertas en la muralla por el Campo del Sur. De hecho la Cárcel Real y la batería de San Nicolás estaban en ruina inminente y hubo que trasladar los presos al Baluarte de los Mártires. Detrás de la Catedral rompía la muralla una brecha de diez metros.

El ingeniero jefe de Obras Públicas de la provincia, Enrique Martínez, incluso penetró en el boquete por un canalizo, llegando hasta la altura de la Fundición de Manzano (hoy trasera del Teatro Romano) apreciando en aquella zona el riesgo de desplome del lienzo de muralla.

Ya la afición daba por perdida la plaza. El dueño del edificio, José Paredes, confirmo que Juan Cabrera, arquitecto municipal, le había dicho que no se podrían dar corridas ese año mientras no se repararan los daños de la muralla, obras que se preveían para al menos dos o tres años. El empresario estaba pensando en vender la plaza, o desbaratarla y vender la madera. Paredes se justificaba en que la plaza le costaba varios miles de pesetas al año entre contribución, gastos de guardería y demás. Al lado, El baluarte de San Nicolás -sobre el que estaba la plaza de toros- defendía el flanco del mismo nombre. La formidable defensa sucumbió a los temporales y hoy no existe.

Poco después se supo que se había producido la venta con la intermediación del agente de negocios Rafael Rivas, adquiriendo el coso Manuel Sánchez. La venta se hizo por subasta autorizada el 19 de junio en la notaría de Luis Álvarez Osorio. El precio fue de 12.000 pesetas .

En septiembre la plaza presentaba un triste aspecto según Diario de Cádiz: "mostrando su interior todo el enmarañado tramazón de palos ennegrecidos por el tiempo, que sustentaron tantos años las graderías, localidades de preferencia y palcos que constituyeron el circo" .

Todavía había restos en pie en febrero de 1916, un derribo que dirigía el arquitecto Jesús Yangua y que terminó poco después. Hasta quince años después de aquel festejo del día de difuntos de 1914, en el Corpus de 1929, la afición de Cádiz no disfrutaría de nuevo de lo que había sido uno de sus espectáculos favoritos y el más concurrido con una nueva plaza en Extramuros.

El torero sin cornadas que murió de la picadura de un mosquito

Con 35 de sus 50 años en los ruedos, uno de los toreros más seguros de su tiempo -dicen que nunca sufrió una cornada- , encontró la muerte en La Habana, víctima de un mosquito en 1868. 

domingo, 8 de junio de 2014

Un paseo por la calle de la Bomba

El Casino Gaditano acogerá el próximo martes, 10 de junio, a las 20:15 horas una proyección benéfica de fotografías antiguas de la ciudad que será comentada por los colaboradores de este periódico Francisco Orgambides y José María Otero. 

Algunas de esas imágenes pertenecen al archivo de Diario de Cádiz y al de los propios comentaristas, otras han sido enviadas por gaditanos a este periódico. Todas ellas, que forman parte de la memoria gráfica de la ciudad, han sido publicadas en la página semanal que elaboran estos dos colaboradores del periódico, denominada Calle La Bomba

La mayoría reflejan zonas de la ciudad que han cambiado, como el muelle, la muralla o la parte de extramuros. También cosas que ya han desaparecido, como los actos que se celebraban en el balneario. 

La entrada al acto es gratuita hasta completar el aforo. Las personas que lo deseen podrán hacer un donativo para la rehabilitación de la parroquia de San Antonio.